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El bebé durante sus primeros meses de vida se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, lo que le permite organizar sus ritmos internos vegetativos (succión, deglución, respiración, micción, defecación,…).

A medida que va pasando el tiempo la maduración de su sistema nervioso le lleva a pasar más tiempo despierto y va adaptando sus ritmos de sueño y vigilia a la noche y el día.

En los momentos de vigilia está más receptivo y conectado con el exterior, elabora sus primeras respuestas de atención, y se queda prendado de cualquier estímulo auditivo, visual o táctil que le lleve a un estado de fascinación.

En esta etapa el pequeño ya reacciona cuando nos dirigimos a él, de manera que se puede establecer con el bebé un espacio de comunicación a través de gestos, de caricias, de miradas, de sonrisas,…

Todo ello le abre un fantástico abanico de experiencias, que el adulto puede enriquecer, ofreciéndole además de su presencia como estímulo, materiales atractivos y naturales.

El bebé de esta etapa no sólo fijará la mirada en aquello que le atrae: el rostro de mamá, un sonajero,… sino que además lo seguirá con la mirada y reaccionará ante él, bien quedándose fascinado o emitiendo alguna respuesta de agrado: sonrisas o grititos.

El adulto le puede acompañar en sus primeros descubrimientos ofreciéndole la estimulación adecuada en cada momento.

Es el momento de jugar con él en el suelo, acercarte a él con un tono de voz que le llame la atención, hacerle pedorretas y mordisquitos en la barriga y caricias en diferentes partes del cuerpo,  mostrarle y ofrecerle  juguetes visualmente atractivos o que emitan sonidos al accionarlos, así como  móviles de muñecos, pelotas o sonajeros que capten su atención. Pronto el bebé hará el intento de alcanzar con su mano el estímulo que tiene delante, ya sea el pelo de mamá o uno de sus juguetes.

Cuando el estímulo supera la capacidad de integración del pequeño puede aparecer la irritación, el llanto desconsolado. Así que se recomienda que la estimulación siempre se adecue en intensidad y duración a la maduración del bebé y así le permita ir avanzando en el desarrollo de sus capacidades.

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