Se pueden dar casos en los que el niño presente dificultades en la adquisición de ciertos desarrollos básicos, es decir, que el niño no hace aquello que esperan los adultos que haga por edad: no anda, no habla, no se comunica, no se relaciona…

En otros casos ocurre que los niños muestran conductas o aspectos en sus desarrollos básicos que resultan “extraños” a los ojos de los adultos, es decir, que el niño hace aquello que no se espera que haga (realiza movimientos repetitivos, se comunica de manera peculiar, se mueve o anda con dificultad…).

Ante estos casos es importante hacer una exploración del nivel de desarrollo que presenta el niño en sus diferentes parámetros (psicomotricidad, percepción, lenguaje y comunicación, atención y control, adaptación) y así diseñar un programa terapéutico adaptado a las necesidades del niño.

A través de actividades vivenciales, se trabajan los parámetros a mejorar, con el objetivo de armonizar todos ellos en un mismo nivel para que el niño, sobre esta base,  pueda ir desarrollando capacidades nuevas y de complejidad creciente.